¿Cobarde? ¿Egoísta? ¿Loco? Estos son algunos de los calificativos que hoy en día se les suele poner a los que deciden no continuar por este camino lleno de pedregales…
Partiendo desde el más profundo respeto, toda familia tiene la libertad de preservar la causa de cualquier muerte, pero sinceramente, en este suceso -como en muchos otros- se vuelve a tratar este tipo de fallecimiento como si de una vergüenza fuese. Prejuicios sin fundamentos que no hacen más que dañar aún más el currículo de una enfermedad -como cualquier otra- llamada depresión. Al parecer, en la biblioteca de la casa Real española no existe ningún libro con esta palabra tan oscura que ni los propios medios de comunicación tienen la valentía de añadir en sus artículos. Sinónimos como extraña muerte, sobredosis de ansiolíticos y de más hacen, como digo, que sigamos tratando a esta enfermedad como algo vergonzoso y velado. Pues bien, pienso que esta joven chica estaba enferma con depresión como muchas miles de personas y no por ello signifique que estuviera mal de la cabeza ni loca, nada de eso Señores. Quizás tuviera mejor amueblada la cabeza que muchos de nosotros y por ello decidió no continuar viviendo este mundo de ‘locos’ de verdad. Una muerte premeditada que me hace creer en su decisión de no continuar por un camino que no era bonito para ella, por un camino lleno de baches que lo convertían en un verdadero calvario para Érika.
Vida. Preciosa palabra cuando le encuentras su sentido pero, si no ¿Por qué continuar? Érika nunca encontró su sentido a pesar de estar rodeada de una familia Real y supongo de los mejores profesionales médicos del país. La felicidad nunca caló en su vida ni con el nacimiento de su propia hija, ni con el compromiso tan clamoroso de su hermana, ni con su nuevo proyecto de trabajo, ni incluso con su nueva y esperanzadora pareja. No señores, la enfermedad estaba demasiado asentada en su cuerpo como para sentirse feliz…
La depresión debería de tratarse con más naturalidad en nuestras vidas sin tener que ocultarla en los trabajos, familias, amistades, etc. para que no tengamos que recibir un trato especial, escuchar que no estamos bien de la cabeza, impedimentos laborales, o frases llenas de prejuicios sin explicación. Sólo aquellos que hayan padecido esta enfermedad o estén con ella podrán comprender en parte la decisión de Érika. Una decisión difícil de aceptar para muchos pero respetable para otros tanto. Ella no encontró nunca la felicidad en esta vida de ‘locos’ y decidió cambiar su rumbo hacia el cielo, ese lugar donde sí aseguran que existe la felicidad. Era su única salida. Después de luchar como un león en una selva Érika decidió ser mejor una Princesa de verdad en los cielos que una cenicienta en un cuento de hadas.
Enhorabuena por tu lucha y sobretodo te deseo la mayor felicidad en tu nueva vida Érika.
Atentamente, Laura Santos.
3 comentarios:
Simplemente precioso.
Precioso aunque no compartido del todo. Todos somos libres de decidir sobre nuestras vidas, pero quién le dice a Érika que el día de mañana no hubiera llegado a ser 'princesa' no en este mundo de locos, sino en su propio mundo...
Merece la pena esperar actualizaciones si es para leer textos como este...
A mi quien me importa es la hija de seis años y como va a remontar esto.
Las decisiones de los adultos, allá cada cual.
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