24 de diciembre de 2006

Una verdad demasiado incómoda

Antes de nada, hay que señalar que la Plataforma ‘Por una Sevilla Justa’ tiene la ‘valentía’ a través de este artículo de informar de una VERDAD que la mayor parte de los Medios de Comunicación de nuestro país no son capaces de publicar, de una VERDAD demasiado incómoda para todos y sobre todo de una VERDAD ensombrecida por el peor mal del hombre: el dinero.

Tras meses de estudios, consultas, recortes de prensa, entrevistas y la colaboración desinteresada de vecinos, afectados y sobre todo de un Trianero incesante, tenaz y bien informado hemos logrado recopilar la información necesaria y veraz como para hacer pública una verdad demasiado incómoda para todos nosotros y que muchos la tenemos muy cerca sin saber nada de nada.

¿Son perjudiciales para la salud las emisiones electromagnéticas de las antenas de telefonía móvil? En primer lugar, menos los estudios financiados por las propias operadoras de telefonía móvil (¡Qué casualidad ¿no?!), el 100% de los informes realizados por científicos de distintos lugares del mundo concluyen y subrayan sin lugar a dudas que: Sí.

Entre los numerosos informes a nivel internacional y para no perder el norte en este artículo podemos citar como ejemplo el estudio del Director del Departamento de Especialidades Médicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Alcalá de Henares, Doctor Bardasano. En este estudio sobre la influencia que las ondas electromagnéticas de baja frecuencia pueden ejercer sobre los tejidos humanos, el Doctor Bardasano afirma que "existe una reacción por parte de los tejidos humanos cuando son sometidos a radiaciones". A pesar de su distanciamiento de posiciones alarmistas, Bardasano explica que los campos electromagnéticos (que no sólo se producen en el campo de acción de antenas de telefonía móvil, sino también, por ejemplo, en la proximidad de líneas de alta tensión) tienen la capacidad de afectar al funcionamiento de la glándula pineal, un pequeño órgano situado en el centro del encéfalo y que es el encargado de regular los ritmos vitales (conocidos como ciclos circadianos). Según informa el Doctor Bardasano, “la glándula pineal está sincronizada con la luz solar y, en menor medida, con el magnetismo terrestre. Una de sus funciones es la de producir por la noche una hormona: la melatonina, un antirradicales libres que produce ritmo en el organismo y actúa como un potente anticancerígeno, sobre todo frente al cáncer de mama”, en este sentido, Bardasano asegura que “cuando una persona está sometida continuamente a un campo electromagnético, la producción de melatonina desciende”. Es decir, que cuando dormimos expuestos a campos electromagnéticos somos enormemente vulnerables. O dicho de otra forma, dormir junto a un móvil, por ejemplo, es tremendamente peligroso.

Si bien, como citamos anteriormente, esto no es nada con los resultados obtenidos por innumerables estudios científicos y médicos de infinidad de países, pero para no seguir perdiendo el norte y adentrarnos en nuestro país, nuestra región, nuestra ciudad, nuestro barrio, Facua España, la Federación de Consumidores en Acción, corrobora estos resultados y añade incluso que “Si las dudas sobre los posibles efectos térmicos de los móviles son de por sí inquietantes, el problema se agrava cuando una serie de estudios señalan posibles efectos no térmicos. Algunos estudios han apuntado efectos sobre el comportamiento de los sujetos (aparición de estrés), alteraciones en el sistema inmunológico, incremento de la presión arterial, dolores de cabeza, ampliación del tiempo de respuesta, trastornos del sueño..., pero, sin lugar a dudas, el efecto que más preocupa a los ciudadanos es la posible inducción de tumores cerebrales o cualquier otro tipo de cáncer en el organismo”. Ahí queda eso. Como podemos apreciar la propia Facua deja en la duda este tema en su propio portal de internet, bajo un reportaje más que interesante.
http://www.facua.org/facuasalud/movilesysalud/losefectosnotermicos.html

Para más INRI (nunca mejor dicho), la Comisión Internacional para la Seguridad Electromagnética (ICEMS) organizó una conferencia internacional denominada Aproximación al Principio de Precaución y los Campos Electromagnéticos. Después de esto firmaron la Resolución de Benevento en la que se expone brevemente:

1. Nuevas evidencias acumuladas indican que hay efectos adversos para la salud como resultado de la exposiciones laboral y pública a los campos eléctricos, magnéticos y electromagnéticos, o CEM (Los campos electromagnéticos en esta resolución comprenden desde cero a 300 GHz), en los niveles de exposición actuales. Es necesario, pero todavía no se ha realizado, un examen comprensivo, independiente y transparente de las pruebas puntuales que señalan este riesgo potencial emergente para la salud pública.

2. Hay evidencias de que las fuentes actuales de financiación sesgan y desvían los análisis y la interpretación de los resultados de las investigaciones hacia el rechazo de la evidencia de riesgos para la salud pública.

3. De acuerdo con nuestra revisión científica, los efectos biológicos pueden ocurrir por exposiciones campos electromagnéticos de baja frecuencia y los campos electromagnéticos de radiofrecuencias y microondas.

4. Los estudios epidemiológico así como los experimentos in vivo e in vitro demuestra que la exposición a ciertos campos electromagnéticos de baja frecuencia puede aumentar el riesgo del cáncer en niños e inducir otros problemas de salud en niños y adultos. Además, hay una evidencia epidemiológica acumulada que indica un riesgo creciente de tumor cerebral por el uso a largo plazo de teléfonos móviles, los primeros campos electromagnéticos de radiofrecuencias que han comenzado a ser estudiados comprensivamente.

La resolución de Benevento la podéis descargar en pdf y en español en la web www.icems.eu Lo triste de este estudio es que cada vez son más las firmas de científicos y oncólogos que apoyan este mensaje.

Y después de todo esto… ‘Por una Sevilla Justa’ pretende al menos que tengáis claro la verdad incómoda que tenemos cada día más cerca de nuestro hogares, de nuestro lugares de trabajo, incluso (por desgracia) de nuestros colegios. No obstante y como esperanza, esta plataforma también puede asegurar que Sí que existen soluciones: el mejor ejemplo lo podemos encontrar -como casi siempre- en otros países como Australia y aquí en Europa (Salzburgo), donde han bajado las radiaciones de frecuencia 2.000 veces por debajo de lo que se permite en España a 0,1 micro/watios por cm2. Ellos tienen móviles, lo usan como nosotros con la excepción de no tener cobertura en determinados lugares como un ascensor, sótano o una última planta de un centro comercial, pero ante esta desventaja se curan en salud adoptando un principio de precaución y les dan una bofetada a todos aquellos Gobiernos del mundo que se ven atados de manos anteponiendo el multimillonario negocio de las operadoras de telefonía móvil por encima de la Salud Pública, de nuestra Salud.

Pero de lo que no hay ninguna duda es de que las compañías de telecomunicaciones y los fabricantes de teléfonos móviles han llenado las ciudades con sus antenas y seducido a los consumidores con sus multimillonarias campañas publicitarias sin constatar previamente la inocuidad de las radiaciones que permiten la comunicación a través del nuevo juguete y símbolo de ostentación del siglo XXI. Y ello ante la mirada pasiva de la mayoría de los Gobiernos que, después de demasiados años cruzados de brazos, han comenzado a reaccionar ante las presiones de parte de la comunidad científica y de la opinión pública, aunque no siempre con la agilidad y la contundencia esperadas frente a un posible problema de salud pública. Quién sabe si su dejadez les llevará a encontrarse en una situación similar a la provocada por el mal de las vacas locas, en la que la falta de actuación ha puesto en riesgo la salud de millones de consumidores. Hay quien vaticina incluso que la industria de la telefonía móvil se verá envuelta en una encrucijada tan galopante como la que atraviesa la del tabaco, que tras haber ocultado durante años los efectos mortales de su producto se viene enfrentando a demandas multimillonarias de gobiernos, consumidores enfermos y familiares de fallecidos a consecuencia de su consumo.

Triste, sí. Pero cierto. Una verdad incómoda que no interesa hacer pública, una verdad demasiado incómoda que tapan bocas de millones de afectados que padecen o simplemente no están entre nosotros porque millones de euros valen más que una vida.

Sevilla está continuamente llenándose de antenas, ustedes mismos pueden comprobarlo día a día tan solo mirando hacia arriba. Nuestra ciudad, como ninguna otra en el mundo, no tiene por qué estar desinformada de esta verdad tan incómoda para todos.


Sevilla siempre ha ondeado como una bandera su veleta del Giraldillo. Hagamos que sea éste el único referente de altura.

Hispalis

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Al final terminarás convenciéndome para dormir con el móvil apagado!! No estaría mal que los medios de comunicación se hicieron eco de verdades como las que cuentas en lugar de mirar la cartera de clientes en el apartado publicitario... Mucho difundir a bombo y platillo que velan por los ciudadano, pero lo cierto y verdad, aunque a muchos de nosotros nos pese reconocerlo, no son más que empresas en busca de sus propios intereses, el dinero.

Anónimo dijo...

Había oído hablar del tema pero pensaba que todo estaba bien estudiado por parte de nuestro Gobierno. No estaba informado de todos estos estudios que se han desarrollado, la verdad, me quedo sin palabras...una verdad más que incómoda, asesina. Gracias por vuestra información.

Anónimo dijo...

Lo que sucede con las antenas nos es más que un fiel reflejo de la confusa y perversa escala de valores que hoy en día atenaza a gran parte de la sociedad. Es muy triste anteponer intereses económicos a la salud propia o la ajena, pero claro, ¿quién, en un bloque de vecinos, tiene lo que hay que tener para oponerse a la instalación de una antena que reportaría pingües beneficios para la comunidad? La verdad es que en una situación así hay que tener las cosas muy claras para plantarle cara a una mayoría que se ciegue por las cantidades desorbitadas que ofrecen las compañías telefónicas por poder instalar una antena en lo alto de una azotea. Mi experencia personal, desde luego, es bastante negativa ya que por motivos de trabajo he tenido que estar en dos o tes ocasiones, durante varias horas, junto a una antena de telefonía y la verdad es que he acabado con fuertes dolores de cabeza y cierto aturdimiento. También se puede hacer un experimento casero para hacernos una idea de cómo pueden afectarnos las ondas que emiten los dichosos teléfonos. Llamaros desde el fijo al móvil y acercadlo al monitor de un ordenador que esté encendido... Y pensad que esas radiaciones nos están llegando al cerebro. Veréis como empezáis recortar drásticamente el uso del móvil.

Anónimo dijo...

Impresionante documento. Gracias por vuestra información. Os sigo continueamente, seguid así, por Sevilla.