Vídeo de pijos sin canis (Antonio Burgos, ABC)

Se ve que se acercan las elecciones porque los sociatas han sacado a pasear al dóberman del tradicional vídeo, producido por la Pepiño Factory Productions. Esta vez, con pijo en vez de dóberman. Nos echaron al dóberman y ahora nos echan al pijo. Con un cocodrilo de Chemilacós en la pechera del polo (con cuello subido) que no se lo salta Indiana Jones. Pijo con atuendo carnavalesco, como de chirigota de Antonio Serrano, El Pibito, vulgo Canijo de Carmona (por lo gordo que está). Pijo en parodia del programa «Pasapalabra», que en vez de enfrentarse a un cani, que sería lo lógico, lo racialmente opuesto a su especie, compite con una niñata progre. Clasificación del Linneo social que va por otro lado, pues el progre no es en modo alguno alternancia de poder al pijo, es el cani. Lo que demuestra que ese vídeo está hecho en Madrid, donde no saben qué es un cani. Aunque tiene gracia de aquí, que por cierto produce un efecto totalmente contrario al que buscan. Aguanten la risa cuando terminen de leer esta descripción de un pasaje de la parodia pasapalabra del concurso televisivo, en la que el pijo tiene más razón que un santo: «Con la M: unión civil de dos personas del mismo sexo», pregunta una voz en off. «¿Dos tíos?... ¡Mariconas!», se apresura a responder el del lagarto verde sobre fondo rosa. «Matrimoniooo...», replica ella.»

¿Quién tiene razón? ¿El pijo o la progre? Dos tíos que se casan, ¿qué van a ser? ¿Pero esto qué es, una progre o una beata catequista por lo civil, modelo cotorrita joven de las loros progres? La progre queda a los pies de los caballos porque el que le daría bien la réplica al pijo sería el cani, que hubiera respondido: «Po cómeme la polla». ¿Por qué no habrán sacado en el vídeo sociata al cani frente al pijo, si lo que les gusta es extender su constante ahondamiento entre las dos Españas? ¿Y qué más dos Españas que las dos Sevillas de los pijos y los canis, enfrentadas cada fin de semana a la salida de las discotecas?

Si los del PP no fueran tan papafritas, si tan nobles ideas como las liberales no estuvieran defendidas por una manta de incapaces cateados en comunicación, ya habrían sacado el vídeo del cani como producto representativo de la España del PSOE. Sin pasapalabra y sin nada. Un vídeo que presentara al cani en su estado puro, que su simple descripción es ya pedagógica acerca de la España que han creado y de la Sevilla que han fomentado. Ese vídeo de los canis debería sacar sus ejemplares señeros, siempre en manada, nunca solitarios, modelo Bono (el cantante, no el del juego a las dos barajas de Castilla-La Mancha), o modelo Andilucas, o modelo fotocopia pobretona de Beckham. Con el uniforme del cuerpo al que pertenecen: su gorra de béisbol comprada en los chinos de su barrio; su pelado cenicero; su chándal de Carrefour; sus zapatillas de muelles; sus vaqueros de campana arremangados sobre los pies, de largos que les quedan; sus oros; sus motos «empepinás»; sus teléfonos móviles tuneados; y las existencias completas de la ferretería de la Puerta Carmona en sus pírcines en orejas, cejas y labios. O el cani puretón con su traje de gala, el terno blanco de Domingo de Ramos con sus zapatos «de material» de punta afilada y al lado la chavala, la yeni, con el ombligo fuera y el vaquero de talle púbico.

Junto al pijo del vídeo sobra la niñata progre de la EpC, y falta el cani dándole una paliza finisemanal. ¿Por qué? Ah, por ser pijo y por ir vestido de esa forma tan desafiante, con su ropita mamona, que, ave, es una provocación, socio. Con toda la riqueza de su lenguaje tribal: shurmano, shuprimo, ira, ¿ké paha, compare?, ¿qué isse?, ¿tú que, mehtáh vasilando?

-Tá salío canela, socio, tá flama.

No, lo que les ha salido canela a los sociatas ha sido una generación espantosa y terrible gracias a la LOGSE, a la ESO, a sus modelos educativos, al igualitarismo por abajo, a la falta de autoridad de los padres, a la pérdida de principios, a la falta de moral, de horizonte y de vergüenza. Lo peor del vídeo de los pijos nietos de loros es que no salen sus oponentes los canis, degradación colectiva de un tiempo y de una ciudad.