Mi querida Giralda

Parece mentira, pero hoy te he visto desde esta perspectiva y he creído que estábamos en primavera. Hoy, martes 30 de diciembre, el tiempo nos ha regalado un día precioso después de tantos días fríos y grises. Dicen que es una tregua, que mañana tu cielo volverá a tomar un tono sombrío, pero al menos hoy has conseguido que huela a incienso y creer que los naranjos estaban adornados de azahar.

Se acaba el año y como a todos: toca hacer balance. Mi pasión por tu belleza me hace en parte enloquecer y preguntarte, mientras no dejo de mirar con la cabeza hacia arriba:

- Y Tú, que desde arriba todo lo ves, ¿qué balance harías del año? ¿Con qué te quedarías y con qué no? ¿Qué opinas sobre la construcción cercana de nuevos edificios que superen tus 97,5 metros de altura? ¿Qué necesitas que no sepamos y qué te sobra?

Y es que no habría mayor sueño para este joven sevillano -conocido por Híspalis- que entrevistar a la mismísima Giralda. En fin, bajé mi mirada y continué caminando sin rumbo exacto pensando en las respuestas que podrías darme y recordando gran parte de tu historia. Sin ir más lejos, en su día, fuiste la torre más alta del mundo y actualmente lo sigues siendo en la ciudad, al menos en el Casco Histórico y de momento, sí, de momento. El 29 de diciembre de 1928 fuiste declarada Patrimonio Nacional y en 1987 entraste a formar parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad. Tanto en España como en el resto del mundo existen muchas réplicas de tu belleza artística. Destacan las existentes en Badajoz, en Carmona (Sevilla), y en la localidad catalana de Arbós, ésta a escala 1:2 y construida por Joan Roquer y Marí en su vivienda entre 1877 y 1889. También, en Estados Unidos existe una réplica en Kansas City, ciudad hermanada con Sevilla. Asimismo existió una copia en el Madison Square Garden de Nueva York que fue destruida. Y más, muchas más…

Tras un largo caminar por la Avenida de la Constitución llego al fin de Sierpes ¿o principio?, en fin, llego casi a la Campana, no sin antes volver la vista y decirte el último adios del año. Con tristeza, echándote ya de menos. Como el que se despide de su amor en el zaguán de una casa sabiendo que a las pocas horas volverán a verse.

- Adios, Mi Giralda, te deseo lo mejor para este nuevo año y, sobre todo, que sigas siendo por siempre la más GRANDE de la antigua Híspalis.