7 de abril de 2009

Apuntes sobre la Semana Santa

La Semana Santa de este año se está caracterizando por una gran expectación de público en las calles, algo de lo que nos alegramos. La crisis, hasta el momento, no está siendo protagonista como para impedir ver cofradías. En cierto modo, como escuché decir ayer: “La Semana Santa es de las pocas fiestas que menos dinero cuesta disfrutarla”. Y bien es cierto. Con tan sólo preparar unos bocadillos y alguna que otra botellita de agua se puede pasar una tarde espléndida viendo pasos. Basta con planificarse bien el día.

Como digo, hasta el momento se está desarrollando una jornada cofrade esplendorosa de mucho calor durante las horas de sol y algo de frío cuando cae la tarde. Ojala el buen tiempo siga regalándonos esta tregua hasta el final de la semana.

Con una mijita de colmillito, si me lo permiten, y con la única finalidad de mejorar nuestra semana mayor, quiero enumerar algunos puntos en los que merece la pena detenernos, reflexionar e intentar corregir. Si es posible, claro.

- Me resulta sorprendente cómo cada vez más las personas ven pasar los pasos y no se persignan. Sé que hay gente ‘pa to’y de ‘to los colores’, pero ¡por Dios Santo! No olvidemos nunca el verdadero sentido de la Semana Santa.
- Las sillitas plegables siguen haciendo daño a nuestra Semana Santa. Siguen usándose inadecuadamente. Siguen obstaculizando el paso normal de los viandantes. Sus dueños plantan la silla en medio de una avenida o plaza, se sientan y que no les quite ni el 'tato'. Un comportamiento incivilizado que las autoridades deberían supervisar desde un punto de vista coherente. Muchas calles populares de nuestra ciudad se están convirtiendo en carreras oficiales improvisadas ordenadas por sillas plegables perdurables durante largas horas.
- Echo de menos saetas, se están perdiendo. Una lástima.
- Fantástico, un año más, el trabajo que realizan los distintos medios de comunicación, destacando ‘El Llamador’ y ‘Sevilla Tv’. Por cierto que, es lastimoso que, este año, un miembro de Junta de la Hermandad del Cerro del Águila haya dificultado el trabajo impecable del compañero José Manuel de la Linde (El Llamador) en la salida de la cofradía. Seguro que el año que viene se lo piensa mejor.
- La basura que echamos al suelo es inconcebible. Nada más que hay que mirar hacia abajo minutos después de pasar cualquier palio para darnos cuenta de que no es normal. Y no estamos hablando de pipas o papeles, podemos ver incluso hasta restos de botellas rotas de todo tipo… ¿es que no nos acordamos de que miles de nazarenos van descalzos?
- Al hilo del punto anterior, es extraordinario el trabajo que está realizando el equipo de Lipasam, manteniendo nuestras calles lo más decentes posibles. Creo que más no pueden hacer. Se lo ponemos muy difícil.
- La Hermandad del Polígono de San Pablo me ha cautivado un año más. Debería haber entrado en la nómina oficial desde hace bastantes años más.
- Carritos de niños. Este año, y por primera vez, me ha tocado vivir una Semana Santa con carrito y os puedo decir que por lo general la gente respeta mucho tu situación, ofreciendo paso casi siempre y siendo bastante comprensibles. En esto somos más civilizados. En sillas de la campana, o palcos, por ejemplo, sorprende ver cómo han aumentado extremadamente el número de carros de niños con respecto a otros años. No obstante, y no es mi caso, siguen habiendo padres imprudentes que pretenden meter los carritos de niños debajo de los pasos con total normalidad y descaro.

Estos son algunos apuntes, bajo mi humilde opinión, sobre lo que está dando de sí la semana. ¿Y vosotros? ¿Qué destacáis de esta Semana Santa? ¿Cómo estáis viviendo estos días?

6 comentarios:

El Caliz de la Canina dijo...

Me acabo de levantar amigo Híspalis.Estoy de acuerdo contigo amigo.Lo que no logro entender es como las madres son capaces de meter el carrito junto al patero.

Me alegro de que ayer te gustara mi Hermandad de San Pablo.Fué un día espectacular.Ayer por primera vez, lleve el bacalao de la Hermandad de San Pablo.Ha sido una experiencia inolvidable, aunque también un palizón de los buenos,cerca de 16 horas de pie.Aunque sarna con gusto no pica.

En fin amigo,buena estación de penitencia con los gitanos.Este año, como siempre, veré tu cruz de guia esperando,mientras paso con mi túnica verde esperanza.

Que paradoja, esperar para ver ....

Un abrazo canino

La Canina seguirá cavilando .....

Isis dijo...

Suscribo todos y cada uno de los puntos de tu entrada excepto el de las saetas. Nunca he sido amante de ellas y en estos últimos años aún menos. Y es que la calidad esta bajando estrepitosamente. Prefiero un saetero que realmente logre emocionar que a quince que lo único que consiguen es que miremos el reloj para ver cuánto tiempo lleva cantando.

Y enhorabuena desde aquí a la Hermandad del Cautivo del Polígono San Pablo. A ella y a todo su barrio. Presencié la salida y es destacable cómo su gente se echó a la calle para acompañar a sus imágenes con ese sol de justicia que hacía en nuestra Sevilla.

Zinquirilla dijo...

Pues fíjate que yo discrepo en lo de persignarse. Quien tenga ese geso me parece bien,pero suele caerse en eso, un sólo gesto que suele hacerse apresuradamente,cuando no gesticulando.

El Señor no está en las imágenes sino en el sagrario y es en su casa donde gusta que lo visitemos. Las imágenes son representaciones, si las adoramos, en nada nos diferenciaríamos de los israelitas y el becerro de oro.

Un saludo.

Maritoñi dijo...

Yo estoy pasando una semana santa particular, la verdad.

Anónimo dijo...

Decir que el verdadero motivo de esta fiesta cultural tan nuestra, pasa por persignarse, me parece que es no entenderla en su plenitud, quedarse en lo accesorio, como se quedaría un extranjero que quisiese extrapolar la semana santa castellana, gris y fundamentalista, con la nuestra. La motivación que lleva a un sevillano a participar activamente en esta convocatoria cultural (de nazareno, costalero, músico, etc.) es rica y múltiple (sentimiento de afiliación al barrio, al grupo de amigos, a la familia, gusto por el arte cofrade, por la exhuberante puesta en escena. No caigamos en el reduccionismo de entender nuestra fiesta como una simple expresión de rezo y penitencia.

Jordi de Triana dijo...

Querido Híspalis:

Por desgracia estoy viviendo esta Semana Santa de manera distinta a otras anteriores.

Tienes toda la razón del mundo, cuando dices que la crisis no ha llegado a nuestra Semana Santa, al menos en términos cuantitativos.

Tristemente esa otra crisis, la del sentimiento y la de descubrir en el trasfondo de todo esto la gran verdad que lo fundamenta está dejándose ver. He descubierto cierto desinterés, sobre todo entre los jóvenes.

Ayer fue mi primer encuentro con la Semana Santa del 2009, el tema de las sillitas que ocupan el largo y ancho de toda una calle (llámese ORFILA) hace de tapón para muchas personas que tratan de llegar a un punto concreto. Esta situación da a lugar a auténticos tapones. Desde el punto de vista de la seguridad es una cuestión que debería plantearse seriamente.

Respecto a los carritos de los niños, deben ser utilizados para que nuestros niños tomen el primer contacto con un acontecimiento que marcará sus vidas y no como un simple instrumento para abrirnos paso entre la multitud.

Yo sigo viendo la Semana Santa desde el punto de vista de la fe, valorando el gran mérito de cada detalle en cada HERMANDAD y por supuesto desde el prisma de la memoria. De tantos amigos que se marcharon junto a Dios y que cada Semana Santa vuelven a nuestras vidas. En la mirada de nuestro Dios y de su Madre están los ojos de quienes como nuestros Amantísimos Titulares nunca terminarán de pasar por nuestras vidas.

En nuestra Semana Santa y como en la vida todo es pasajero, menos nuestro Cristo y la Virgen que perduran. Todo pasa por delante de nuestra mirada y de repente se va perdiendo en el horizonte, Dios vino para quedarse a vivir con nosotros.

Espero que el Señor de los Gitanos os regale a ti y a los tuyos ese bendito bien que va pregonando con su nombre. El Señor de San Román no tenía prisa por asomar su moreno rostro por las calles de Sevilla, nos recordó que el Vía Crucis es un acto íntimo que cada uno debemos vivir en nuestros adentros. Para Él no existe otra fecha en el almanaque justo de nuestra Ciudad que la Santa Madrugá.

El Manué no entendería traspasar el portalón del Valle sin sentir tras de si el aliento de su Madre Gitana.

Querido Híspalis espero que pronto podamos hablar de nuestra particular Madrugá. Este año acompañaré a mi niña que vestirá por primera vez la túnica morada acompañando al Cristo de las Tres Caídas, pero no tengas dudas que en el palio de la Angustia irá abrazado a uno de sus varales este tu hermano de Triana.

Que suerte la nuestra recibir cada Primavera este gran regalo del Cielo. La primera Madrugá siendo padre es algo que jamás podremos olvidar. Mil veces gracias a Dios debemos dar por haber ocupado una habitación vacía de nuestros corazones con la sonrisa de nuestras niñas.

Un fuerte abrazo.